e-book "día de muertos" (narrativa corta) de Mariano Cantoral

Es el texto largo con mas intenciones emancipadoras que he hecho, por lo cual consideré inexpugnable darle su propio espacio...enajenarlo incluso de mi mismo.

sábado, 6 de septiembre de 2008

e-book DIA DE MUERTOS (Narrativa corta de: Mariano Cantoral)

FOTOGRAFIAS DE ESTE E-BOOK: JAVIER AROCHE








ACERCA DEL AUTOR

Mariano Cantoral, conato de escritor y poeta nacido en la Guatemala de marzo de 1988, época precisa cuando el conflicto bélico interno de su país se tornaba menos estruendoso que como lo fue en otrora.

Amante de la literatura Universal, de la poesía, su género predilecto.

Ha ganado tres concursos literarios en la Universidad Estatal de su País (USAC).

2007: VI festival cultural y artístico de la jornada matutina de derecho dedicado a Manuel José Arce: Obra: “La retórica del dolor” (poesía).

2008: VII festival cultural y artístico de la jornada matutina de derecho dedicado a la lucha contra el calentamiento global.
Obra: “Linajes” (Narrativa Corta).
Obra: “El letargo de la aldea” (poesía).


Desde abril del 2007 publica en la red su espacio virtual MAS QUE EXPRESO donde aglutina sus sentidos desde todos los ángulos del saber, principalmente el poético social, amasijazo con el filosófico jurídico.







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Hoy publico mi primer e-book: “Día de Muertos” de corte realista y costumbrista, una narrativa súper corta y ágil que nos transporta a los 1 de noviembre de Guatemala, día en el cual se conmemora a los muertos. El tedio se siente en cada parte del texto, una reflexión cimentada desde y hacia la melancolía filosófica de la vida.

El Autor
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Dedicatoria:

Para el casco urbano, suburbano y rural, simplemente somos víctimas y protagonistas del mismo caos.

Para Guillermo Argueta, mas que mi primo, hermano











PRÓLOGO POR RENATO COTO

"Mariano Cantoral, autodenominado conato de literato y poeta hace gala de su existencialismo puro al destilar en sus letras una de las grandes contradicciones del ser humano, desde mi perspectiva, la única razón metafísica de lo deshumanizante, la muerte.

Está breve anecdótica narrativa, resulta ser un matiz contractual de lo que representa para las masas la celebración de la muerte, lo que debe de ser tomado según Cantoral como algo contrastante, reflexivo y algunas veces hasta divertido.

“Por fin llego a lugar exacto donde me harán entrega del dichoso fiambre, me lo entrega una vieja cincuentona y apática como si la platada de salchichas fuera un trofeo de Nóbel.” (M .Cantoral)

Lo agradable de las letras de Cantoral radica en el planteamiento humanista de cualquier filósofo Neo contractual, plantear los efímeros temas cotidianos o bien accidentales, con una connotación que nos lleva a un estado de degradación, esto a su vez refiriéndonos a la imperativa reflexión, la mayoría de veces solo en sus letras a través de su poesía.

Basta con leer:

"Ahora que entierra
Mi madre naturaleza
A este su hijo
Nunca prodigioso/ Sin más protocolo
Que un quintal de mundo
Empolvado y arenoso (M. Cantoral)


En la práctica “per se” lo reflexivo de la muerte y de lo degradante es la celebración de la vida, de recordar que antes que estar muertos estamos vivos, que es cierto que las prácticas anacrónicas y endémicas nos ponen en situaciones de contradicción, pero que debemos de apreciar lo que es naturalmente humano y construir a partir de él algo nuevo, algo que evoluciona.
En hora buena, Mariano Cantoral nos entrega así uno de sus primeros trabajos literarios, que como repito hacen gala de su existencialismo puro este a su vez y concuerdo con J.P. Sartre, destilan humanismo puro.

Con mis más altas consideraciones de aprecio y estima".

Renato Coto
Tshüss Aus Wiedersehen









DIA DE MUERTOS (Mariano Cantoral)


Género: Narrativa Corta
Autor: Mariano Cantoral
País:
Guatemala

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En la música es acaso donde el alma se acerca más al gran fin por el que lucha cuando se siente inspirada por el sentimiento poético: la creación de la belleza sobrenatural.
Edgar Allan Poe




i CUMPLIR LA TRADICIÓN

Hoy 1 de noviembre me levanté súper temprano y corrí apresuradamente a recoger el fiambre encargado por y para la familia (este año la tarea encomiable había recaido sobre mis huesos, siempre le toca a alguien, todos los 1 de noviembre), la cantidad debe alcanzar para los tres tiempos de hoy y los tres de mañana (por lo cual llevo un plato de plástico gigantesco).

Mientras voy a traer el fiambre, veo los barriletes policromáticos divirtiendose puerílmente en el cielo contaminado de Guatemala. Algún niño rico o pobre le da rienda suelta a esta alegoría novembrina. Los barriletes (tan propios de este mes) son demasiado puros y perfectos cuado alzan el vuelo y luego retornan putrefactos y deshechos a la tierra,(negros por el petroleo gaseososo) símil perfecto de una neoatmósfera urbana.

Por fin llego a lugar exácto donde me harán entrega del dichoso fiambre, me lo entrega una vieja cincuentona y apática como si la platada de salchichas fuera un trofeo de Nóbel.

Una sonrisa cansada de bruja de cuento infantil decora su cara, como queriendo decir "tené patojo cagado, aquí esta tu manjar obligado, a mi tus trabes de mierda me valen, yo solo quiero mi pisto triplicado" esta señora (nuestra proveedora anual) se toma demasiado a pecho lo del fiambre, le hecha de todo, es una miscelánea sui generis de condimentos y embutidos. Al menos a mi no me gusta esa mezcla, siempre he preferido las cosas puras sin mezcolanza, prefiero los dulces de leche y derivados.

Como todos los años en Guatemala, el 1 de noviembre se conmemora a los que ya se nos fueron (el día de los santos o de los muertos, en el argó popular y coloquial), como una tradición arraigada, desde que el cassete de mi memoria graba (o recuerda) asistimos con mi nucleo familiar (padres y hermanos) a visitar armoniosamente el Cementerio General ubicado en la frontera media de la zona 3 y zona 1 capitalina, a pesar de que nadie de nosotros conoció personalmente en vida a alguien enterrado en ese aposento.

Pero desde luego se ha convertido en un vicio poético en cierto modo, monótono en otro, nuestro personal folclor popular, muy nuestro y muy de los capitalinos. A quienes nos da parsimonia ir al interior a visitar a nuestros muertos (familiares, amigos).

Ir a visitar las tumbas de expresidentes me tiene harto(dictadores cafetaleros, serviles de extranjeros, democráticos –puros, mezclados o extraños en su género-), me agrada por razones ideólógicas visitar las catacumbas de ex lideres -Universitarios o simplemnte mártires-, además es factible distiguir el área rústica y paupérrima donde yacen los cuerpos de quienes se ven imposibilitados para pagar un cementerio privado, sus lápidas en la mayoria de los casos inexistentes o bien improvisadas, transpiran una honda soledad, sus flores marchistas, son inmutables, tanto que son las mismas desde el día de su entierro, esto tambien se ve en las tumbas de los expresidentes que reposan ahí, hay algunas del area rústicas con mayores ornamentos, pero quien sabe a que se deba esa rara dicotomia.

Afuera, el cementerio parece un lobby de disney muy raro, venden flores, hay juegos, venden pollitos con poca esperanza de vida a cincuenta centavos (casi nada), los vendedores los ofrecen como tiras de petróleo en periodo de inflación y escasez a pesar de que saben que de tanto animalejo gusarapo logrará sobrevivir un desdichado de cada diez, es amargo verlos revolotear en su caja de cartón verlos jugar como si les quedara un gran futuro por delante.

En los alrededores hay varios negocios que trafican lapidas, velorios y entierros, sin importar la causa de tu muerte, tienen todo listo, por si alguien muere en sus calles contiguas a causa de un súbito infortunio o bien una bala prefabricada, estos conatos de empresarios se encuentran preparados para gestionar los tramites de inmediato, si, para ellos la muerte va mas allá de la metafísica trascendente religiosa, es un tramite burocrático mas, como gestionar la entrega de tu muerto en la monopolizada morgue estatal situada coincidentemente a la par del Cementerio General.



ii VIAJANDO AL CEMENTERIO GENERAL

Mi papá nos pide que salgamos de la casa, está bocina que bocina desesperadamente, es hora de irnos al Cementerio General, ya hemos desayunado fiambre, incluso yo, no fue mi voluntad hacerlo, quise experimentar algo diferente como siempre se me antoja hacerlo, en todo el sentido de la palabra.

Cargo la boca escurriendo vinagre, no me gusta, lo aborrezco, no lo vuelvo hacer.

Tomamos el camino de la zona 1, por toda la 19 calle nos ubicamos en parqueo improvisado en las afueras de la colonia el gallito (en los alrededores del cementerio general) donde 3 tipos que no transmiten demasiada confianza prometen reguardar el carro con toda su fe urbana, aceptamos sus plegarias porque no hay otra opción.


Mis conjeturas apriorísticas sobre el ambiente del 1 de noviembre se cumplen como si yo hubiera dirigido esta orquesta y todos siguieran mis ordenanzas, cerca del mercado de flores, hay varios puestos de comida típica, atoles, tamalitos, tostadas, pupusas importadas del Salvador, nos detenemos a degustar un souvenir como parte insoslayable de esta larga tradición.

Por fin entramos por la gran puerta de diseño arquitectónico neoclásico del Cementerio General, está saturado, se escuchan mariachis, ejecutando piezas conmovedoras que recuerdan a los familiares o amigos los momentos que en vida lograron compartir con ese ente fenecido que ahora no es algo más ni menos que una suma de restos apócrifos de humanidad:

Un trío musical de borrachos, mejicanizimamente vestidos, interpretan muy a su modo una melodía de la cantante española Rocío Durcal llamada Amor Eterno, típica en este día, típica en este lugar, típicos 10 quetzales por pieza:

“Obligo a que te olvide el pensamiento
pues siempre estoy pensando en el ayer
prefiero estar dormida que despierta
de tanto que me duele que no estés”


Algunos lloran con la música filosófica del fondo, se abrazan, otros más bien, se empinan un cuto de aguardiente añejo o en su defecto una cerveza barata.


iii SOMBRAS NADA MÁS

Calladas sus sombras en los agujeros. Que no soportan otro fondo más Calladas, porque no les queda otra, sus pies son harapos que a veces arropan, y nos invitan a pecar.

Nos retan a estar vivos. Y quedadas en sigilo. Brotan y chupan los cobijos. Que seducen tempestades.

No, no son tus pieles, los colchones que yo quiero, son tus púberes ensueños. Que amalgaman las ponzoñas. Que agudizan paladares, y otra vez nos invitan a derribar.



iv MIEDOS DE TUMBA

Mañana, el cementerio yacerá tan solitario como siempre, los muertos junto a sus mortales restos, colmados de tristeza verde, sentirán la rareza de los humanos que están en otro status (vivientes). Es que el año para ellos, pasa lento, hierve. En el cementerio. No pega el verano ni existe el puerto

Preocupados por las deudas del panteón. Horrorizados por ser victimas post-morten de una ingrata exhumación

Lloraran el año entero. Esperando que el calendario fluya no lento. Y llegue por fin otro día de los muertos

Las lapidas perderán su poco color y mesura. La navidad para ellos será friolenta y solitaria, las flores no soportaran el año entero con la misma tonalidad vida.

-Haber si el recuerdo de este 1 de mayo nos alcanza todo el año- dicen, mientras se crispan por la cal del cemento, esta tierna polilla que no respeta la siesta.

v MÁS MUSICA

Se percibe el repertorio ranchero. Más melancólico de la vida fenecida, ejecutada por los mariachis más baratos de la ciudad capital. Quienes cantan con más corazón que técnica. Una voz que evidencia resaca de varios días. El aliento no miente.


Ya estamos de regreso, en la casa, en el cementerio, no pude ver mas de lo mismo que veo año tras año, gente amoratada y aglutinada, vendedores que venden de todo, es un perfecto día de mercado informal.

Anteriormente afirmé que no soporto el fiambre pero, me veo en la penosa situación (casi obligado) de comerlo, porque mis padres me fuerzan a hacerlo, además como he dicho, adoro experimentar, y siempre aunque reniegue incesantemente, termino comiéndolo.

Mientras lo consumo (no sin obviar ciertas muecas de repugnancia) en la mesa redonda del comedor, vienen a mi mente todas las imágenes de cada 1 de noviembre, a veces he estado enfermo, otras veces estudiando para exámenes pseudoacadémicos del colegio o de la universidad, pero siempre, es tan igual.

vi EL FIAMBRE

El fiambre está demasiado helado. Esta fecha es igual desde que recuerdo. El mismo ambiente, hoy estoy más viejo que hace 1 año. Pero el fiambre y sus embutidos saben tan igual, tanto que amenazan con atestarme de una paranoica monotonía anual.

Los periódicos conspiran para representar en sus diarios temas sobre los muertos, la historia de este día, su decreto legal, su cosmovisión, aun dudo si son espontáneos o si son algo menos que un simple copy paste de año tras año, quizás ahí este la concausa por lo que ese día me sepa tan igual.

Buscando solución a mí tedio novembrino, he rebuscado en Internet y en textos de psicología explicaciones científicas sobre el aburrimiento por la monotonía, leí en un libro de Iván Pavlov que “El condicionamiento clásico, también llamado condicionamiento pavloviano y condicionamiento respondiente, es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por primera vez por Ivan Pavlov. La forma más simple de condicionamiento clásico recuerda lo que Aristóteles llamaría la ley de contigüidad. En esencia, el filósofo dijo "Cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, la aparición de una traerá la otra a la mente". A pesar de que la ley de la contigüidad es uno de los axiomas primordiales de la teoría del condicionamiento clásico, la explicación al fenómeno dada por estos teóricos difiere radicalmente de la expuesta por Aristóteles, ya que ponen especial énfasis en no hacer alusión alguna a conceptos como "mente".

No es para menos, he ahí mi respuesta, el porque mi dialéctica no avanza, elijo esta opción psicológica (porque no todo es mente pero si casi todo), el fiambre es el máximo responsable de que el día de muertos me ponga melancólico, reflexivo ante el insoslayable momento de la muerte, y medite sobre hacia donde vamos, como entes corpóreos, a donde vamos con nuestros vicios, como nuestro todo, con nuestra nada.

El jamón amargo del fiambre me retrotrae a las velas y entierros de mis amigos y familiares, ahí mis malos augurios, ahí mis malos recuerdos.

El asueto igual, decreto legal que nos impone la obligación de recordar a nuestros muertos y los ajenos. Nos obliga a quedarnos en casa y hacer lo mismo de siempre. Un fondo de almanaque avisa que la única contradicción es el año calendario.

vii VIEJOS POEMAS DE NOVIEMBRE

La vieja tradición familiar de visitar el cementerio me ha condicionado a fijar ese día con el mismo olor y sabor.

El mismo tedio reflexivo del día de muertos me constriñe a verter mis sentidos suprasensibles en hojas níveas digitalizadas y escribir poemas y/o bitácoras sobre el día de los muertos, como este texto lírico que escribí en el 2005, 2006 y 2007 respectivamente:

1-11-2005

La lluvia afirma que todavía respiramos
Porque me ahogo en su enredadera
Y empapo de humedad
Mi vida entera

Hincadas descendieron
De montañosas colinas
Las avalanchas de su paso

La tierra que encubre
Y se hace cómplice
De nuestro fracaso

Nos entierra en ese líquido
Y nadie extraña
Su olvidada
Forma de seducción

Todo se hace tosco
La tierra nos sucumbe
Y ahoga los agujeros
Vitales que emanan de un rostro
Casi humano

Ahora valoro el aire

No como antes

Ahora que entierra
Mi madre naturaleza
A este su hijo
Nunca prodigioso

Sin más protocolo
Que un quintal de mundo
Empolvado y arenoso

Sin palas
Sin algo digno
Para ser quien fui

Sin pompas ruidosas

Nos entierran
Cada momento

Vamos cayendo
Uno a uno
Sin pareja

1-11-2006

Que tu pubis moribundo me enamore
Y las calañas se acallen por todas, de una vez
Que no nos critiquen
Y que nos dejen morir besando
¿Porque no entienden?
Que si de odio me acabo
Será en tu beso macabro

La carne bucal que emana de tu rostro
Nada me ha dejado, ni un solo rastro
De lo que hubo, o creí haber

Haber tenido y dispuesto
Y jamás y siempre, existió

Que tus pechos me hagan la pachanga
Por última vez y siempre

Para danzar como locos
En las manchas coloradas, donde surgiste
Y quedaste varada
Como la sirena de bohemia

Que tu risa estancada
No se sosiegue y que cante baladas
De amor y consuelo

Para que tus labios
No se muevan, demasiado
Y así regalarte mi agua bucal
Saliva, saliva

Estas enferma de pasmaría ¿o que?
Que pasa que no te mueves
Y yo aquí
Ganoso de hacerte el amor

Mis esperanzas son muy gratas e ingratas
Que me hace inocentes avatares irracionales

Y hasta hoy entiendo
El porque tantos doctores, ambulancias y médicos
En el salón aquel que te curaban

Y yo va de manosearte mi reina
Perdonáme, se me olvidó el pudor

Y yo que te creí enojada
Porque no respondiste a mis manos

Ignorando que aquel desgraciado
Me mató el corazón con tu frente
A plomo puro y ¿no se porque?

1-11-2007

En tu adiós
Murmuré mi desmayo
Un presagio cierto
E indubitable
Apodicticamente hálito

Una premonición muy dulce
Y certera
Que se llevó lo esencial

Nada claro dejó
Todo incierto
Y empolvado sin maquillaje

Para disimular
El descalabro
Y alumbrar mis huesos de carne

El suelo
Apoyando el desmayo
Mis entrañas lastimadas

Espalda en suelo
Di con toda la humanidad
Inhumana

Previo a la anestesia
Simulada
Vi como las lunas
De esa noche

Se fueron perdiendo
En la ceguera
Que terminó
Negreando
Mis cristales

Ni el último beso me diste
En mis labios congelados

En tu adiós
Murmuré mi desmayo
Un presagio cierto
E indubitable




viii TAXONOMIA DE LA MUERTE

En Guatemala, es posible clasificar la causa de muerte en dos tipologías no muy distintas: naturales y provocadas, pero en la praxis resulta baladí encuadrarlas porque en nuestro contexto es algo invariable, vamos a caer al mismo agujero, el odio es nuestro factor común.

ix EPITAFIO

Las lápidas son inmutables. Las horas y los días son carne insurrecta del camposanto público, desgastan la materia viva, lividez cadavérica evolucionada, rigidez, putrefacción en sus fases insoslayables, y yo comiendo fiambre, exhibiendo textos y parafraseando muerte.

Entre mas me engullo y devoro el fiambre, me voy convenciendo que mas que odiarlo a el, odio los recuerdos que me trae.

Me sucede lo mismo para navidad y “semana santa” y otros asuetos y días festivos y no festivos, incluso días tan cotidianos como un domingo lluvioso o un sábado pegajoso, pero cada uno merece una personal bitácora, los dejaré para las que vengan. Así nacen los poemas costumbristas: del manjar tedioso de la monotonía, o bien de condicionamiento clásico de Pavlov, fijo.


NARRATIVA CORTA DE MARIANO CANTORAL
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Criminólogo y Criminalista guatemalteco, estudioso del fenómeno del crimen en todas sus aristas.